“Mi madre siempre estuvo con nosotros. Había acordado con mi padre que haríamos el itinerario del frente, y seguimos a mi padre hasta que lo encarcelaron”
Nació el 2 de diciembre de 1902 en Villalba de Rioja (La Rioja). Inicialmente se dedicó a la fabricación de papel y, posteriormente, fue carbonero en Villabona. Falleció el 21 de enero de 1994, con 92 años. Aurelio está enterrado en Tolosa. Se casó con Prudencia Ayala Victoria y tuvieron tres hijos: Paulino, Narciso y Carlos.

Nosotros hemos estado con Paulino y ha sido un placer. A pesar de haber pasado más de medio siglo, se le llenan los ojos de lágrimas. Aurelio era republicano.
Sonido de metralla en la bahía de la Concha
Era agosto. Aurelio fue con su hijo a la playa. La Legión Condor alemana ametralló San Sebastián.
Aurelio metió a sus hijos en la cabina. Ese mismo día, no muy lejos, la villabonatarra María Leturiondo sufrió graves heridas y perdió a su hija en el mencionado ataque.
Primera escala: Deba
Ante el objetivo de Franco de dominar Gipuzkoa, Aurelio decide proteger a sus hijos. Prudencia, su esposa, y sus tres hijos huyen y se refugian en San Sebastián, en casa de una tía, mientras Aurelio se queda en Villabona.  
Cuando el ejército de Franco entra en Belabieta, Aurelio decide huir. Aurelio comunica su intención a su hermano Paulino y deciden emprender juntos la huida. A partir de ese momento, todos, Aurelio incluido, son acogidos en condición de refugiados en una casa de Deba.
Posteriormente, se trasladan a Bilbao, a Begoña justamente. Allí Aurelio tenía familiares. Sin embargo, las tropas franquistas comienzan a entrar en Bilbao y deciden poner rumbo a Santurtzi. La mujer de Aurelio  tenía familiares allí. La situación en Santurtzi tampoco era favorable, el ruido de metralla obliga a Prudencia y a sus hijos a buscar cobijo en un refugio mientras las sirenas y los bombardeos indiscriminados de los aviones de combate no cesan. El hijo menor de Aurelio cae enfermo y es incapaz de levantarse de la cama y Aurelio decide quedarse con él. Envía a sus otros dos hijos a refugiarse junto a Prudencia. Aurelio, con su hijo menor envuelto en una manta, regresa al refugio. Paulino recuerda cono su hermano menor lloraba a causa de las explosiones. Tras los bombardeos, salieron del refugio para regresar a casa; no les permitieron volver a su casa, pero pudieron ver con sus propios ojos cómo una de las numerosas bombas lanzadas por la aviación había impactado cerca de su casa y la había destruido; la cama en la que el hijo menor de Aurelio había permanecido convaleciente estaba repleta de trozos de pared hechos añicos por la metralla; Aurelio actuó prudentemente huyendo con su hijo en brazos.
Miedo y pánico
El hijo de Aurelio, Paulino, tenía ocho años cuando estalló la guerra. Estaba jugando con sus amigos en Santurtzi, cuando un avión de caza comenzó a ametrallar la localidad. Recuerda que sintió miedo y pánico y fue corriendo a esconderse. En el camino, se cruzó con un joven que iba en bicicleta; un avión de caza lo alcanzó de lleno y se desplomó. Él, por suerte, consiguió llegar a la peluquería de sus familiares.
“Aita llévame a Rusia”

En Santurtzi, se encontraron con dos conocidos de Tolosa. Éstos les comunicaron que un republicano conocido como zamorano estaba herido. Aurelio, entonces, decide visitarlo y acude al hospital. Paulino, el hijo de Aurelio, recuerda cómo el hospital temblaba a consecuencia de los bombardeos. Temblaba de miedo y lloraba constantemente. Años más tarde, Aurelio le recordó la vergüenza que le hizo pasar en una ocasión cuando delante de unos curas, llorando y gritando, le repetía sin cesar “llévame a Rusia”.
Aurelio decide combatir en el Frente
Aurelio decide luchar en el Frente y se inscribe en el Ayuntamiento de Santurtzi. En ese momento estaban bombardeando la zona. La decisión de Aurelio incrementa el sufrimiento de su familia. Paulino recuerda que acudían a los centros sociales en busca de alimentos. En una ocasión, una trabajadora del centro, se negó a atenderles alegando que no eran de Santurtzi. Prudencia, entonces, le dijo que a ella no, pero que a los niños por lo menos les diera de comer. Según relata Paulino, en aquel preciso instante apareció su padre vestido de militar y le pregunto a su madre: “Pruden, ¿qué ocurre?” y ésta le contesto: “que no nos quiere dar de comer”. Un cura presenció la discusión.
Cuando vieron a mi padre, les dieron inmediatamente de comer. Paulino está convencido de que si no llega a aparecer su padre, se hubieran quedado sin comer.
Siguiendo el itinerario del Frente: Santurtzi-Santander-Pesues-Celis
Cuando Bilbao cae ante la ofensiva de Franco, el ejército republicano comienza a retirarse y la población huye hacia Santander (y a otros lugares). Aurelio y su familia se ven obligados a huir nuevamente. El hermanastro de Aurelio, Paulino Urbina Guinea, venía de Gernika y les advirtió que no fuesen allí porque estaba en llamas.
La familia Castillo realizó el mismo itinerario que el de su padre. De vez en cuando, Aurelio salía a su encuentro para saludarles. Paulino recuerda que había una gran cantidad de camiones y de gente huyendo. Las carreteras estaban colapsadas. Aurelio, con su indumentaria militar, detuvo uno de esos camiones y subió a sus hijos y a su mujer en el mismo. Y él siguió en el Frente.
El destino final era Celis (Cantabría), donde permanecieron como refugiados. Estaba lloviendo. En Santander los metieron en un vagón de tren. Allí pasaron la noche, con el estruendo de los bombardeos como ruido de fondo. Por la mañana, el tren se puso en marcha hacia Pesues. Finalmente, llegaron a Celis tras caminar 16 kilómetros aproximadamente. Paulino recuerda que hicieron el viaje junto a una familia de Errenteria.  
Se refugiaron en una casa de acogida. Celis también sufrió bombardeos. En una ocasión en la que las tropas republicanas pasaron por Celis, un vecino franquista salió con la bandera española pensando que se trataba del ejército franquista y fue ametrallado por un tanque del bando republicano.  
Prisión y trabajos forzados para Aurelio, regreso a Villabona para su familia
El 26 de agosto de 1937 Aurelio fue detenido en Santander. Fue encarcelado en El Dueso (Santoña), poniendo fin así a la huida emprendida conjuntamente. En 1938, durante su encarcelamiento, Aurelio fue juzgado por el Juzgado Militar de Bilbao.
El 12 de mayo de 1939, su pena es revisada y queda en libertad "al carecer de relevancia penal los hechos imputados".
Prudencia y sus hijos regresan a Villabona, esta vez sin Aurelio. La situación obliga a Prudencia a buscar un empleo. Paulino y sus hermanos comienzan a estudiar a un colegio de Getaria y allí coinciden con unos amigos de Villabona, los hermanos Loma[1] (la familia Loma también sufrió la persecución franquista). Uno de sus hermanos también estaba combatiendo en el Frente. El mencionado centro de enseñanza estaba ubicado en el lugar en el que actualmente se levanta el monumento de la Santa Cruz; era grande y reunía a niños y jóvenes de diversas localidades. Recuerda que los profesores les trataban bien; algunos de ellos eran extranjeros, suizos si mal no recuerda.
Mientras los profesores celebraban la victoria de Franco en las grandes capitales (Barcelona, etc.), los hijos de Aurelio y los hermanos Loma lloraban a escondidas. Eran conscientes de lo que eso significaba, ya que tenían a sus familiares combatiendo en el Frente.
Una vez finalizados los estudios, regresaron a Villabona, de Getaria a Lasarte en tren y de Lasarte a Villabona en tranvía, con sacos de ropa al hombro y soportando toda clase de insultos durante el trayecto (para entonces Franco ya había tomado las grandes capitales).
Mientras, Aurelio fue juzgado y quedó en libertad. Regresó a casa aquejado de pulmonía.
La vida en Villabona no fue fácil
De regreso a Villabona, un alguacil de la localidad acompañado por un vecino de Amasa (no vamos a revelar su nombre) se presentó en la casa de la familia Castillo para visitar a Aurelio. Cuando lo vieron, el alguacil dijo: “¿es él?” y el otro le respondió: “si, es él”. Posteriormente, se personó la Guardia Civil con la intención de detenerlo nuevamente.
El médico de la familia, el doctor Jesús Alustiza, se enfrentó a ellos y les dijo lo siguiente: “bajo mi responsabilidad este hombre no se mueve de aquí porque está enfermo”. Sin embargo, cuando Aurelio se recuperó, la Guardia Civil volvió y se lo llevó bajo la acusación de “asesinar y detener personas de derechas”.
Los familiares de Aurelio sabían que las nuevas acusaciones para volver a encarcelarlo fueron construidas en Villabona.
Prudencia se enfrentó a los denunciantes de su marido y al hermano del joven de Amasa le dijo lo siguiente: "por tu hermano ahora estos niños no tienen padre", a lo cual el otro le contestó que su hermano no tenía la culpa, que actuó en contra de su voluntad, que le obligaron a hacerlo. La familia Castillo nunca supo quién le obligó y por qué.
Detenido nuevamente: Batallón de Trabajadores

Inicialmente, fue conducido a la cárcel de Bilbao (Escolapios) y, posteriormente, fue sometido a trabajos forzados. En total, su ausencia se prolongó durante tres años. Estuvo en los batallones de Deusto y de Tudela.
Prudencia tuvo que trabajar duramente; encontró un empleo en el Hotel Correos por mediación de un familiar. Del cuidado de sus hijos se encargó una prima de tan solo 16 años que vino de La Rioja
A su regreso a Villabona, Aurelio tuvo que buscar empleo. Intentó volver a trabajar en el sector papelero, pero no fue posible, ya que los excombatientes franquistas tenían preferencia. Finalmente consiguió volver a su oficio, el cual complementaba con el de carbonero.
Sus familiares sufrieron todo tipo de ofensas en Villabona. Después de la misa mayor, los domingos, se realizaban desfiles de flechas, pelayos y margaritas. Pelayos era el nombre de la organización juvenil de los carlistas y flechas el de los falangistas. La sección femenina se conocía como las margaritas. Aurelio y su familia tuvieron que escuchar infinidad de veces los gritos de los integrantes de las mencionadas organizaciones llamándoles rojos. Paulino recuerda que pasaba miedo.
Asimismo, la comandancia de la Guardia Civil de Andoain emitió órdenes de detención contra él. Fue un miembro de la familia Subijana afín a la ideología franquista quien reivindicó el fin de esas detenciones indiscriminadas.
Calle Mayor 40 Casa Cuartel: lugar de reunión de los republicanos
Mientras Aurelio cumplía condena, sus familiares se reunían con familias que, al igual que ellos, tenían a sus maridos o a sus hijos en la cárcel por ser republicanos. Su lugar de reunión estaba ubicado en el número 40 de la Calle Mayor, en el segundo piso, en la casa de Paulino, el hermanastro de Aurelio.
Aurelio y su familia sufrieron una persecución brutal. Aurelio supo posteriormente que su nombre y el de otros vecinos habían sido escritos en el pórtico de la iglesia de Amasa como candidatos a ser fusilados.
Aurelio, un gran luchador a favor de la libertad. Gracias.

Paulino Castillo, hijo de Aurelio

 


1. Eran tres hermanos y dos de ellos, tras ser detenidos en Santoña, fueron encarcelados.